El comercio también siente los efectos de la Rosario paralizada por el miedo

Sin transporte y en plena recesión económica, el impacto del terror narco genera una caída en las ventas. "No hay una merma de oferta, sino de demanda", afirman

«No hay una merma de oferta, sino de demanda», afirma un comerciante. La situación de miedo social por la ola de crímenes narco contra inocentes también impacta en el comercio. Pero la mayoría siguen abiertos. Es la gente la que dejó de moverse para comprar. En medio de una recesión, con varios días con falta de transporte que hace cesar el movimiento, el temor de los rosarinos a salir a la calle y un aumento del boleto en ciernes parecen un combo letal para la actividad, que ya venía golpeada y recibe una patada en el suelo.

Los grupos de WhatsApp de comerciantes fueron un hervidero este fin de semana. Los referentes intentaron calmar las aguas, traer un poco de racionalidad a la discusión, y llamar a esperar a los resultados del desembarco de los refuerzos federales y militares prometidos por Nación. En esa ágora virtual se discutía de todo: si se hacía un cierre masivo de locales, si se lanzaba un comunicado, si se suspendían actividades por el ánimo gris que tiñe la ciudad, la caída en las ventas, estrategias para vender más, sostener a los empleados, y cómo juntar para pagar el alquiler.

Todos saben que el temor saca gente de la calle, es decir resta clientes. Pero no hay quorum para hacer una acción colectiva. La necesidad de una muestra de indignación masiva choca con la imposibilidad de pegarse un tiro en los pies: paralizar la ciudad es, por un lado, lo que buscan quienes siembran el terror. Al mismo tiempo, es hacerse daño en los propios bolsillos que ya vienen alicaídos. La pregunta demás, es hasta cuándo habría que tomar una decisión de cerrar. ¿Quién tiene la espalda para hacerlo?

El domingo se conoció en redes un flyer que anunciaba un cierre en el centro comercial Tiro Suizo, el barrio en el que mataron a uno de los taxistas y donde tiene un comercio un familiar del conductor asesinado. Finalmente, tras un debate en los chats del paseo comercial, hubo una minoría de locales que cerraron a modo de protesta. Lo cierto es que la gran mayoría, aún estando de acuerdo con las motivaciones, decidieron abrir igual. Por la tarde de este lunes, se pusieron de acuerdo y trabajaron todos.

«Muchos comerciantes están corriendo atrás de poder cubrir los gastos que vienen subiendo abruptamente: alquileres, servicios, paritarias. Y entienden la situación, pero necesitan vender. Es una época complicada en todo sentido para el comercio, tanto en seguridad como en lo económico», contó uno de los que impulsaba la apertura.

Abrir con cuidado

Al igual que sucedió con la gastronomía el fin de semana, el panorama de los días de parálisis mostró que la actividad comercial cayó aún más de lo que ya se venía dando. «El centro lo siente cuando no hay transporte. Es un aditivo más a la baja de ventas, y se siente el efecto miedo. Hay determinadas zonas y horarios en los que las calles quedan totalmente inactivas», reconoció Ricardo Diab, titular de la Asociación Empresaria de Rosario.

Sin embargo, no juzgó a los que decidieron protestar no abriendo las persianas. «El que quiso cerrar no está mal. Cada uno se juega por donde cree más conveniente ante estas circunstancias en las que hay terror, y uno no puede reprocharle a nadie las actitudes que adquiere para preservarse. Pero en la mayoría de los casos, la opción es seguir abierto con los cuidados del caso», aclaró.

La línea oficial es, entonces, tener la mayor normalidad dentro de la posible: «Se busca generar el terror. La pregunta es ¿Hasta cuándo podríamos cerrar? Porque la mayoría necesita la actividad diaria para sobrevivir, dentro de circunstancias económicas adversas. Por eso esperamos que con la llegada de las fuerzas nacionales se empiece a normalizar todo un poco», señaló.

En medio de una corrida en las redes con fake news mezcladas con información real sobre amenazas a distintos lugares, con la clara intención de sembrar el caos, Diab aseguró que su rol institucional es «mantener la calma y la unidad para que no sea una anarquía». En ese sentido, dijo estar cerca de la información oficial y conectado con las autoridades todo el tiempo: «Transmitimos lo que sabemos y somos parte de la mesa de diálogo y las actividades institucionales».

Por último, el presidente de AER se refirió al hecho de que cuando retornen los colectivos el boleto se irá a 700 pesos, y su posible impacto en la actividad, sobre todo en el área central. «Todo influye, el aumento del boleto, las tarifas, los alquileres, el costo de los productos, todo disminuye el poder adquisitivo y son los motivos de esta crisis. Habrá que apelar a la inventiva, con descuentos o distintas opciones para no perder ese público que tiene intención de ir a comprar al centro. Y si no, lo harán en su barrio», culminó.

Fuente: La Capital

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